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Tenerife, Spain

jueves, 13 de mayo de 2010

Disentería crónica especulativa...

Nunca taches a un informante de mamporrero del gobierno porque te puede costar la teta izquierda, bueno, también la derecha sensata si no es muy grande, y si no, eres una canaria bruta. Según se mire es mejor interpretar que has sido desahuciada o que fuiste un subproducto de la escoria que descuidó los límites propios del que no tuvo nada que perder, que reconocer que enjuiciaste precisamente tú la osadía en su momento de rechazar un emplazo sindical en la Acrópolis, para bien, aunque por poco que examines lo que vino luego, puede parecer que la decisión de escabullirse del partenón en aquel instante se asemeje a un caso de benevolencia, no tanto por recelo como por seguridad. Esto no es un artículo biográfico, aunque bien podría tratarse de una prueba para dejar claro que puedo escribir lo que sea, cuando quiera. Eso somos, juguetes potenciales, descalzos, perplejos, agotados.
Si tienes una página de apoyo al maltrato y utilizas las redes sociales porque es el único medio que tienes para soltar lastre y empiezan a despelotarse abiertamente por ello pasa. Así que si atenúas la prohibición de permitir a la gente que comente su problema, (bien sea en el general y no en el privi si es que existe la privacidad), mejor para tí, porque estarás más cerca de beneficiarte de unas ayudas que jamás llegarán y supuestamente te serán concedidas, y que lejos de reportar soluciones que se encaminen a arreglar de una vez por todas una lacra vejatoria que no ha sabido evolucionar al mismo nivel y que la culpa de todo la tenemos las mujeres para variar, prefieren utilizar tu página decorosamente al estilo grullo con el único propósito de encajar la defensa de sus ideologías, fuera revolucionarios queremos aplomados por aquello del control. Burlas y más burlas, eso lo dejamos para los piratas informáticos, para la gente de leyes, de uniformes, hombres de poca `FES´ que no dudan en confinar el uso de la escucha cuando les tocan la fibra gubernamental, que pronto nos olvidamos de que el maltrato empieza por ahí... Pero no importa porque nosotras las yupis de la Corporation del desarrollo social, aunque no tengamos subvención para mantener abiertas las casas de acogida es igual, somos progresistas y nos quitamos la ropa como protesta, eso sí, no enseñes tu parte noble cuidado, si te desnudas hazlo bien, de lo contrario en vez de una lucha constante y agotadora por remediarlo puede parecer un berrinche por conservar su competencia más bien laboral, y mientras tanto ellas siguen cayendo como moscas, cojoneras, hartas de que se las custodie, a las que no les hace ninguna gracia tener espías, seguidores por todas partes, en el sentido más estricto de la expresión, que no amenazan pero que toda esta melodía deja de ser un arte y como tal... para esquivar la coda mejor se van con la música a otra parte.

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